EL VUELCO DEL CANGREJO se desarrolla en La Barra, un alejado pueblo del pacífico colombiano, allí Cerebro, líder de los nativos Afrodescendientes, enfrenta fuertes contradicciones con el Paisa, poderoso terrateniente que planea la construcción de un hotel en la playa. Daniel, un citadino extraño y silencioso, llega una tarde cualquiera y permanece varios días en el sitio a la espera de una lancha clandestina que pueda sacarlo del país. Una niña (Lucia) y dos adolescentes (Miguel e Israel), necesitados de dinero, son los únicos que intentan ayudarlo, pero conseguir una embarcación tomará más tiempo de lo planeado. La paciencia de Cerebro poco a poco se agota cuando una mañana El Paisa instala dos gigantescos bafles en la playa y comienza la construcción de una barrera que dividirá el territorio. Daniel, intentando partir, quedará atrapado en la crisis del pueblo, cuya población se resistirá a desaparecer con la inminente llegada del progreso.
«Con El vuelco del cangrejo se revalida que el cine latino está pasando por uno de los mejores momentos de los últimos años y que gracias a una renovación en la camada de directores está surgiendo un nuevo cine».
— Juan Pablo Russo: Escribiendo Cine
«El vuelco del cangrejo logra mostrarnos cómo es la vida en ese pequeño pueblo llamado La Barra. Y su propio título, que es el nombre de uno de los pocos juegos que distraen a los niños de la comunidad, se convierte en una metáfora que puede ser interpretada de cualquier manera. Por ejemplo, como una manera de decir que hay que tener valor para no quedarse atrás de la vida. Y estamos a merced de lo que venga».
— Ricardo Silva Romero: Semana
«Bien pensada, bien producida, con una idea estética sólida e intencionada, El vuelco del cangrejo aparece con fuerza y con un sello propio en el panorama del cine nacional. No se trata de ver en ella una nueva esperanza o un nuevo manifiesto, ni siquiera una nueva dirección a seguir. Es, sencillamente, una película auténtica».
— Ana María Trujillo: Razón Pública
En El vuelco del cangrejo, Navia muestra un enorme control de su medio y un aún más gran control de los detalles narrativos. Asimismo, lo sobrio de la visión y de la historia, le dan a la película un aire atéreo y un aura de misterio que hará que se pueda distinguir el sello artístico del director».
— John Anderson: Variety