Like a russian doll, The Forbidden Room tells stories embeded in stories: the crew in a damaged submarine must eat cereal bars in order to duplicate the oxigen; a group of aprentice lumberjacks rescue a group of women that were kidnaped; a psychiatrist who is a womanizer is on board of a train driven by a mad man.
« El cuarto prohibido resulta en un trance agobiante, un balcón sin asideros que se asoma directamente al desconcierto, pero cuyo arrojo autoral, estético y estructural se aleja de manera fascinante de cualquier otra película de [ese] año, o de cualquier otro».
– Sergio Huidobro: Icónica
«El cuarto prohibido es una matryoshka cinemática de relatos dentro de más relatos. Relatos de cuevas y nieve, de doppelgangers, de demonios y dioses de dos caras, de sacrificios volvánicos y parejas mosntruosas, de cirujía cerebral y locura».
– Mark Kermode: The Guardian
«No hay nada ordinario en El cuarto prohibido (. . .) es el tipo de opus que derrite mentes que se puede esperar de Guy Maddin, cuya colaboración con Evan Johnson merece la insignia de una de las películas más extravagatemente bizarras jamás hecha».
– Tim Robey: The Telegraph
«Aún hay sitio para el cine de vanguardia, y así es como Guy Maddin ha seguido afianzando el estatus de director de culto con personalidad irrenunciable ante el asombro de algunos y la incomprensión de muchos. Pues bien, “The Forbidden Room” podríamos señalarla como la cima de su inclasificable obra hasta la fecha, un épico mind-blowing que eleva al cubo su radical y transgresora esencia, cuyo objetivo no es otro que honrar el cine mudo y clásico perdido. Cine, arte y descaro, en estado único, febril y desbocado, pero ante todo puro».
– Joan Sala: FilmIn