Los últimos cristeros
2011 · México · Países Bajos · 35mm · Color · 90 m min. · Ficción
Dirección: Meyer, Matías
Guión: Cárdenas, Israel | Meyer, Matías
País: México · Países Bajos
Producción: Bárcenas, Julio | Herrera, Paola | Meyer, Matías | Rivero, Enrique | Van Gestel, Frans
Compañía Productora: Axolote Cine | Idtv Film | Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) | Una Comunión
Fotografía: Barroso Alcalá, Gerardo
Edición: González, León Felipe
Sonido: de Icaza, Alejandro | Locatelli, Raúl
Música: Duran, Galo
Reparto: Ferreiro, Salvador | García, Antonio | Limón, Alejandro | Lozano, Abel | Rodríguez, Jesús Moisés
Dirección de Arte: González, Nohemí
Sinopsis
A fines de los años treinta, un pequeño grupo de hombres rechaza la amnistía y continúa su lucha contra la persecución religiosa y por la libertad de culto. Esta es la valiente historia de estos soldados de Cristo, que llevan su lucha sin comida ni municiones, en medio de un paisaje árido y agreste.
«Se puede sentir la brisa un sentimiento de soledad, misma que inunda cada plano en el que reluce la necesidad humana de relacionarse, de encontrar las cosas buenas en las pequeñas acciones(. . .) El filme nos presenta un final que da pie a plantearnos muchas preguntas con un sentir honesto por la empatía que generan sus personajes».
— Cine 2.0
«La idea de Paraísos Artificiales supone un juego de palabras que en un principio connota el estado mental –los paraísos– que los adictos crean al consumir la droga. Aquí Olaizola insertar estos paraísos artificiales en un paraíso natural (Los Tuxtla), una zona que si bien es pacífica y espléndida, no es sanadora; acotando esta idea encontramos la utilización de las constantes y hermosas panorámicas con las que la directora adorna el filme».
— Aurora Alejandra Lomelí Pérez
«Con atmosferas frías, grises, tristes, de permanente mutismo, la película logra apostar por un cine que se concentra en las emociones que causan, paradójicamente, la inmovilidad de los planos abiertos y de larga duración. Así, con pocos diálogos, se presenta el día a día de la protagonista y las experiencias en un lugar lleno de hastío y espera».
— Arantxa Sánchez: F.I.L.M.E Magazine
«En El romance y la culpa, Sono nos entrega una de sus películas mejor logradas, tan oscuramente bella como profundamente perturbadora».
— Christopher Bourne: Meniscus Magazine
«Sono hace películas como nadie más puede y El romance y la culpa es una destilación
pura de su estilo (. . .) sus creaciones son tan peculiares como solo lo es él».
— Alec Kubas-Meyer: Flixist
Se dice que el amor es la fuerza que mueve al mundo, pero Sion Sono está en desacuerdo y así muestra en su “Trilogía del odio” (. . .) ahora le toca su turno a la esposa sometida y cosificada para levantar la mano y liberarse a partir del ejercicio enloquecido de su sexualidad, en El romance y la culpa».
— José Luis Ortega Torres: Icónica
«El detalle con que cada plano es construido y el impecable manejo de la imagen, la convierten en una poderosa obra donde la palabra tiene un sentido trascendente para sus personajes».
— Luis Vaca: Cultura Colectiva
«La travesía mostrada en largas y apacibles tomas de ambos personajes cruzando los enormes deltas del río, se trastoca la mañana en la que una sorpresa deja al “hombre blanco” indefenso ante el territorio desconocido en el que se encuentra y en el que la soledad, la desesperación, la ansiedad y el descentramiento serán los motores de la lucha por su propia supervivencia».
— Hans Lucas: EnFilme
«El río solía ser hombre parece hablarnos sobre una relación, la del protagonista, con todo el entorno que le rodea; pero no sólo un entorno en el que permanece perdido durante los primeros compases del film, sino también aquel que nos remite al folklore y la leyenda cuando, por fin, consigue encontrar rastros de vida humana, de sociedad».
— Cine Maldito
«El río solía ser un hombre es una cinta llena de emotividad, que toca el nervio y que de manera muy simple logra hablar de un mundo completamente extraño».
— Goethe Institute
«Las imágenes de El río solía ser hombre articulan una plástica de los dominios del delta africano. Desde el encuentro del muchacho hasta la jornada final, el filme es contemplación. La vastedad de la planicie se impone con extensiones de verdor bronceado y rumores de naturaleza en directo. Es una película-atmósfera que acumula texturas visuales y sonoras como si fueran caras y voces».
— Rodrigo Martínez: Punto en línea
“La película más lúcida y necesaria que he visto en mucho tiempo.”
Jordi Costa – El País.
“El terror cotidiano más afilado y perturbador visto desde ‘Funny Games’.”
Filmin.
Somos los “Alps”
No llores, no solloces
No estés triste
Despídete de la congoja
Y vuelve a sonreír
Porque estamos aquí a tu lado
Somos los Alps
No tienes por qué estar triste
No tienes por qué sufrir
Vamos a estar ahí
Se acabó la desdicha
Se acabó el sufrimiento
Los Alps están aquí
Somos tus amigos
Somos tus amantes
Somos tu padre
Somos tus compañeros
Somos los Alps
No tienes por qué estar triste
No tienes por qué sufrir
Vamos a estar ahí
Se acabó la desdicha
Se acabó el sufrimiento
Los Alps están aquí
Somos tus amigos
Somos tus amantesSomos tu padre
Somos tus compañeros
Somos los Alps
Sí, somos los Alps