Beto cuida una casa en la ciudad de México, vacía desde hace años. La soledad de los últimos diez años, han hecho que Beto desarrolle un miedo patológico por el mundo, en el que únicamente se relaciona con dos personas: la Señora de la casa, y Lupe, amiga prostituta, confidente y amante. En algún momento, la casa será comprada, y la Señora intentará no dejar a la deriva a su personal doméstico. La brutal noticia de la venta de la casa enfrenta a Beto a un dilema: atreverse a salir, o buscar la manera de permanecer en su confinamiento.
«Rivero nos presenta un drama psicológico que nos adentra en el interior de un personaje sometido a las duras condiciones. Una película sencilla en la forma, pero de gran profundidad en el contenido. Una ventana al interior de una gran casa, donde la tranquilidad y el orden hacen que Beto se mueva a sus anchas, sin añorar por un instante el caos de un mundo exterior. que no es capaz de controlar, ni comprender. Una radiografía del ser humano construida con lentitud, incorporando al espectador a la rutina diaria del personaje. La resistencia al cambio, el no saber con certeza si significara un paso a hacía adelante o un paso hacia atrás, paraliza nuestro cuerpo. La tendencia conservadora de mantener lo que ya se conoce, aunque esto signifique ser esclavo».
— Alejandro García: Cine Maldito
«Rivero (…) logra que el retrato del protagonista se vaya cargando de matices, cuenta su historia con dominio del encuadre elocuente (…) pero, en lo que respecta a su dirección de actores, parece confundir naturalismo con hieratismo».
— Jordi Costa: El País
«Rivero trabaja el silencio elocuente y la capacidad narrativa del gesto mínimo para elaborar un conmovedor retrato de un hombre peculiar, que apenas tiene nada o lo tiene todo, según se mire (. . . )En el cerrado mundo de Parque Vía afloran las normas de la clase dominante sobre la obediente, y sus consecuencias, bien expresadas por la precisión de cada encuadre y la contenida interpretación de Nolberto Coria».
— Ricardo Aldarondo: Fotogramas