Después de la muerte de su padre, Elder Mamani se ve obligado a vivir con su abuela en las afueras de la pequeña ciudad minera de Huanuni. Su padrino Francisco le consigue trabajo en la mina, pero a él parece no interesarle en lo más mínimo: se la pasa bebiendo y metiéndose en problemas constantemente. Elder debe arreglárselas en ese laberinto subterráneo, armonizado con música de máquinas y la respiración latente de la mina. Rodada en locaciones reales y con los propios trabajadores como protagonistas, Viejo Calavera es una película realizada en estrecha colaboración con la comunidad para construir un retrato del esfuerzo, problemas y retos de la vida del minero, además de mostrar una parte de la idiosincrasia boliviana muchas veces ignorada por su cinematografía.
Desde un principio teníamos la intención de realizar este proyecto junto a la gente de Huanuni, queríamos intentar poner en práctica “el cine junto al pueblo”, fue una gran experiencia. El cine hace que la gente se movilice y se junte en comunidad. En Viejo Calavera trabajamos con elementos del neorrealismo, los espacios y personajes de la realidad, pero jamás me interesó conformar perfiles psicológicos, ni panfletos políticos. Son mucho más importantes los climas, las presencias, los encuadres y el sonido. La cámara acompaña todo el tiempo a los personajes, es testigo de los espacios y hace que estemos al lado de Elder Mamani, sabemos de qué va su momento y compartimos su experiencia. Nunca hubo la intención de hablar en nombre de ninguna comunidad ni en nombre de los mineros. Esta es una película acerca de cosas de la vida, del duelo, la madurez, el trabajo, los amigos, los viajes y el alcohol. Quisimos darle la vuelta al estereotipo del minero. La mina es un mundo laboral muy rudo que es el contexto en el que sucede este roman ’apprentissage acerca de un joven que afronta la muerte de su padre tomando su puesto en la mina. Confrontando a su padrino y descubriendo a su abuela. En ese sentido, la oscuridad es el elemento perfecto para filmar imágenes abiertas en las que el espectador debe completar la información de lo que no vemos, además es natural representar al mundo minero en el corazón de las tinieblas, como es en la vida real.
– Declaración de intenciones, por Kiro Russo
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