"Una familia de gitanos húngaros alojados en un complejo habitacional en Toronto espera respuesta a la solicitud de asilo en Canadá. Al mismo tiempo, unos realizadores les invitan a construir un guión de película cuya realización se circunscribe a cómo los inmigrantes revisan los pormenores de ese guión, centrado en la historia de un niño llamado Alex. Un día, al despertar, antes de ir a la escuela, el niño tiene un pico de ave en vez de boca y su cuerpo está emplumado. Frente a esa metamorfosis, las reacciones de su familia serán diversas, y la posible película presupone entonces escenificar las consecuencias de ese acontecimiento inexplicable. Profundizando en el tema de la representación y la auto-representación, y una narración atravesada por decisiones de traducción y subtitulado claves para la historia, “Historias de dos que soñaron” comprende varios relatos surgidos en un complejo habitacional en Toronto: una enorme serpiente que se escapó y nunca fue encontrada, un niño que se convirtió en ave, una mujer que se volvió loca después de que su hijo se cayó de un balcón, un perro abandonado encerrado en un departamento, un incendio que acabó con todo un piso del edificio."
«Hay una idea estimulante en el seno de Historias de dos que soñaron. En ella el cine se expone como elemento redentor, que otorga piedad ante la dura realidad, y que es capaz de transformar lo cotidiano en una aventura sólo posible en los terrenos de la ficción».
– Yago Paris: Insertos de Cine
Resalta el trabajo realizado alrededor del lenguaje, pues hay una plasticidad intrínseca en la fonética del idioma lejano puesta en juego. Los directores toman la voz del jefe de la familia para explicarnos la propuesta y crean un desfase entre diálogos y subtítulos; en un par de momentos es claro que se nos niega la posibilidad de leer lo que escuchamos, y en algún otro se suprime por completo el texto, ocultando información lingüística que, empero, contribuye a que entendamos mejor».
– Eduardo Cruz: Correspondencias
«Huyendo del documental de observacion, y abrazando una suerte de etnografía experimental, Bussman y Perdea inventan historias con los protagonistas, escuchan las que ellos cuentas, o les siperponen las que ellos imaginan, en una película de capas, viajes inacabados y procesos de transformación: metamorfosis en permanente tránsito (con Kafka en la lejanía)».
– Otros Cines Europa